Años en Valladolid: 5
Profesión: Comerciante
Comida y bebida favorita: Paella y Sprite
Rincón favorito de Valladolid: Las Moreras
Yuribel del Carmen García Tinojo (Zulia, 1978), Yuri, no olvida la fecha en que dejó su «hermoso país» para aterrizar en España: «El 10 de noviembre de 2019». No ha vuelto a pisarlo y lo echa de menos pero, según cuenta, cuando tienes un negocio sometido a una extorsión que además nunca acaba… «Tenía una empresa de productos químicos y allí eso significa tener que pagar a alguien para que te 'cuide' por que no te haga daño. Si no pagas, te dan un tiro o te matan», resume. «En mi caso ya no querían cobro mensual, sino semanal, o si no ya diario, y como dije que no, dieron un tiro en la puerta. Menos mal que no había nadie». Fue el empujón definitivo para volar de allí.
La idea de irse le rondaba desde hacía tiempo pero, siendo «madre y padre» de dos hijos, sola con ambos desde pequeños, no quiso lanzarse a cruzar el charco sin dejarles antes «mayores de edad y graduados». Así que el menor cumplió 18 y, poco después, Yuri empezó a recorrer sin ellos sus primeros años en Valladolid, aunque hoy ya están los dos por aquí.
La ciudad española donde asentarse la eligió por una amiga que ya vivía en Valladolid. «Me gustaron mucho sus museos, sus iglesias… la de San Pablo me fascina», destaca. Disfruta «hasta el frío, después de haber vivido con temperaturas de casi 50 grados (de sensación térmica)», pero sobre todo la seguridad. «Y más si comparas con Venezuela», incide con resignación.
Al menos tuvo «suerte» de lograr el permiso de residencia «en sólo siete meses», aunque no exentos de complicaciones porque tuvo que recurrir a «trabajar en negro» en labores de limpieza. Después ya consiguió un empleo de cajera en una gran superficie, pasó por una tienda de alimentación del centro... En estos años también tuvo problemas de salud y una larga temporada sin trabajo que valora que pudo paliar con momentos de buen consuelo «gracias a las conversaciones con el padre de la iglesia de San Pablo»; y hace apenas un año y medio tomó aire para lanzarse de nuevo a emprender: esta vez una tienda con productos de alimentación, muchos de ellos latinos, y servicios de locutorio que antes de su llegada no había en La Victoria.
«Me gusta la atención al cliente y manejar mi propio negocio», valora Yuri, aunque eso le lleve a trabajar sin descanso. Abrió en la calle San Lázaro en enero de 2024 y aún hoy no ha cerrado un solo día completo pero, lejos de quejarse, disfruta su trabajo y casi siempre lo hace con amigos. La acompañan y la ayudan a sobrellevar la nostalgia porque, hoy por hoy, por mucho que pueda echar de menos Venezuela, su vida, como la de casi toda su familia, ya está en Valladolid.